El pasado día 5 de diciembre nos dejaba una gran persona: Nelson Rolihlahla Mandela. He pensado mucho en qué podría deciros acerca de él. Si contaros acerca de su biografía o sus premios. Sobre la famosa Copa Mundial de Rugby o sobre su familia. Pero creo que la mejor forma de honrarle es no hablar de él, sino de lo que significó para mí:
Su ejemplo de entereza me ha inspirado. Su vida y sus acciones me han dado ejemplo. Y sobre todo, su desaparición me ha hecho reflexionar sobre la sociedad actual y sobre el por qué no existen más personas como él. Todos estamos de acuerdo en su contribución al mundo. Pero, siempre con grandes excepciones, no lo tomamos de ejemplo y no queremos ser como él. ¿Por qué? ¿Por qué esas personas que dejan huella y por las que la humanidad entera llora, en uno de los pocos actos que todos hacen conjuntamente en armonía, no nos inspira a ser mejores y a terminar con la «hija perversa de la ambición«?
Quiero desde aquí lanzar un pequeño gran mensaje al mundo, en honor de Madiba y de todos los que sean o quieran ser como él:
Dejémonos de idioteces, falsas apariencias, corrupciones y demás tonterías, y “usemos” el ejemplo que personas como Nelson Mandela nos ha dado.
Yo, por lo menos, lo estoy intentando… y continuaré así…